Estados Unidos, China y el nuevo mapa del comercio mundial: ¿ventana o tormenta para Argentina?
Desde la asunción de Donald Trump, Estados Unidos ha incrementado los aranceles a una amplia gama de productos importados, aplicando tasas diferenciadas según el país de origen. No se trata únicamente del aumento en los aranceles, sino también de la creciente complejidad del entorno comercial: existen zonas grises marcadas por ambigüedades, diversas interpretaciones aduaneras y, sobre todo, una significativa falta de coherencia. Esta situación puede derivar en sanciones, demoras en aduana e incluso acusaciones de fraude, dado que la aduana estadounidense aplica estrictamente la normativa sobre clasificación arancelaria.
Estas medidas implican mayores restricciones, bloqueos y multas, lo que encarecerá los productos importados por Estados Unidos y, en consecuencia, reducirá las exportaciones del resto del mundo hacia ese país.
China, principal proveedor de bienes a Estados Unidos y objetivo central de esta guerra arancelaria, es el país más afectado. Aunque en abril Trump anunció una tregua de 90 días para ciertos aranceles dirigidos a sus principales socios comerciales, China no solo fue excluida de dicha medida, sino que enfrentó un aumento arancelario de hasta el 145 %. En respuesta, impuso aranceles del 125 % a productos estadounidenses. Las próximas reuniones entre ambos países en Suiza sugieren una posible moderación en el tono y la adopción de medidas conciliadoras, aunque aún persisten importantes obstáculos para una desescalada sostenida.
Argentina, por su parte, figura entre los países a los que se les aplicarán aranceles más bajos. Esto podría representar una ventaja para las Pymes productoras de manufacturas nacionales, quienes hasta ahora enfrentaban dificultades para ingresar al mercado estadounidense en muchos casos debido a la competencia de China y otros países del sudeste asiático. Esta coyuntura, abre una ventana de oportunidad especialmente para esas Pymes que cuentan con ventajas competitivas en Estados Unidos.
No obstante, también podrían presentarse desventajas si la guerra comercial entre Estados Unidos y China se intensifica, provocando una sobreoferta de commodities estadounidenses y una consecuente caída de precios en los mercados internacionales. Esta situación afectaría negativamente tanto a los productores argentinos como al país en su conjunto, por la merma en el ingreso de divisas.
En este escenario aún incierto, se perfilan tanto oportunidades como amenazas. El desafío será potenciar las primeras, mitigar las segundas y actuar con inteligencia estratégica en un contexto global tan cambiante como volátil.