Conflicto en el Mar Rojo: demoras y recargas
Las consecuencias del conflicto en el Mar Rojo, donde los buques portacontenedores han desviado sus itinerarios del Canal de Suez hacia rutas más largas alrededor del Cabo de Buena Esperanza, ha desencadenado una crisis que está afectando no solo al comercio marítimo, sino también a la economía global en su conjunto.
Si bien los desvíos de rutas tuvieron como objetivo garantizar la seguridad de los buques, sus tripulaciones y dar continuidad al comercio marítimo global, esto no estuvo exento de consecuencias negativas que hoy experimentamos, como la congestión y demoras en las salidas de los principales puertos asiáticos, alteraciones en los itinerarios, considerables aumentos en los tiempos de tránsito y escasez de contenedores y espacio en los buques. A su vez, todo lo anterior está generando aumento de los fletes pese a la mayor cantidad de buques que las navieras han agregado a sus tráficos para disminuir en parte el gran estrangulamiento marítimo global.
La reciente captura del buque MSC Aries por parte de Irán en el Estrecho de Ormuz ha elevado la tensión en la región, generando más inestabilidad al transporte marítimo.
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